#diariodeunmentor No construyas tu imperio en terreno alquilado
Ayer me pasó algo curioso.
Un espabilado (o varios) se curraron una cuenta falsa con mi nombre.
Lo de siempre: misma foto, misma bio, mismo estilo. Solo que con un “.” añadido entre mi nombre.
¿Para qué?
Para enviar mensajes a mis seguidores prometiendo las típicas chorradas de inversiones cripto, negocios milagro y grupos de “mentores” con rentabilidades sospechosas.
Lo mejor es que lo hicieron mientras yo estaba tranquilo en casa.
Sin enterarme, hasta que me empezaron a llegar mensajes por todas partes:
— “Oye, ¿eres tú este?”
— “¿Te han hackeado?”
— “¿Estás metido en esto de los grupos de inversión?”
Y todo por un simple punto.
Un “.”.
—
Hace unas semanas, otro “regalo”: LinkedIn me bloqueó temporalmente la cuenta.
Un malentendido, un control rutinario o una reacción por algún contenido que molestó a alguien.
Me quedé fuera una semana.
Dos plataformas distintas.
Dos bloqueos.
Cero impacto real.
¿Por qué?
Porque tengo lo importante donde debe estar: fuera del algoritmo.
—
Muchos emprendedores han confundido el escenario con el negocio
Creen que tener seguidores es tener autoridad.
Creen que publicar es vender.
Creen que tener una cuenta es tener un sistema.
Y entonces pasa esto:
Alguien les copia, les hackea, les borra…
Y desaparecen del mapa.
No porque no fueran buenos.
Sino porque su negocio no existía fuera del perfil.
—
Yo ya no me dejo engañar.
He tenido la suerte (o la hostia) de vivirlo varias veces.
Y de entender algo que no sale en los libros de “branding personal”:
Si tu negocio no puede sobrevivir sin Instagram, sin LinkedIn o sin TikTok…
No es un negocio.
Es un proyecto digital en riesgo constante de extinción.
—
A mí nadie me para por un punto en Instagram.
Porque tengo:
– Teléfonos.
– Correos.
– Clientes reales.
– Listas segmentadas.
– Negocios funcionando al margen de las redes.
– Reputación más allá de las stories.
– Resultados medibles, y no solo en likes.
—
Las redes no son tu casa. Son un escaparate alquilado.
Y si mañana el casero decide echarte…
Todo lo que no hayas guardado, no lo recuperas.
No te estoy diciendo que no uses las redes.
Úsalas. Disfrútalas. Exprímelas.
Pero no construyas tu negocio solo allí.
Porque lo que no está en tu CRM, en tu agenda, en tu sistema… no es tuyo.
Esta es la parte que nadie te cuenta:
El algoritmo puede callarte.
El sistema puede bloquearte.
Pero un negocio de verdad no se cae por una cuenta fake.
—
Así que pregúntate ahora mismo:
– ¿Cuánta gente puede comprarte sin pasar por Instagram?
– ¿A cuántos clientes puedes llamar hoy sin buscar su número en redes?
– ¿Cuántas ventas dependen de que hoy el algoritmo “te quiera”?
Si no te gusta la respuesta…
Más vale que empieces a construir lo que sí es tuyo.
Porque el día que te hackeen, te cierren, te bloqueen o te copien…
Quiero que te pase como a mí:
Te tomas un café, respondes un par de mensajes…
y sigues facturando igual.
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