La historia de hoy va dedicada a las personas que piensan que el dinero «cae» del cielo, que el plato llega a la mesa por arte de magia y en especial a aquellas personas que hablan sin saber de todo el esfuerzo, disciplina y sacrificio que hay detrás de cada persona que ha logrado algo importante en la vida.
Espero que pueda inspiraros y gustaros…
-«Cuando tengan doce años, les contaré el secreto de la vida»; decía un campesino a sus hijos cuando eran pequeños.
Los niños, intrigados por la aseveración, esperaban impacientemente hasta que cumplían la edad acordada.
El día del décimosegundo aniversario de cada uno de los muchachos, el padre los apartaba y les hacía prometer que no revelarían el secreto a los demás hermanos. Los llevaba al establo, deteniéndose frente a la vaca de la familia, y susurraba en el oído del cumpleañero:
-“El secreto de la vida es que la vaca no da leche”.
-“¿Qué es lo que dices?”, preguntaba incrédulo el muchacho.
-«Si todas las mañanas vemos cómo llegas a la casa con un gran balde de leche después de estar con la vaca”.
-“Tal como lo escuchas, hijo”; respondía el hombre mayor.
-“La vaca no da leche. Tienes que levantarte a las cuatro de la mañana todos los días, haga mucho frío o calor, T-O-D-O-S LOS DÍAS. Sales al campo, caminas por el corral lleno de excremento, te acercas a la vaca, le atas la cola y las patas. Luego te sientas en el banquito, colocas un balde y comienzas la ordeña.
– Este es el secreto de la vida hijo mío, ni la vaca, ni la cabra, ni la oveja te dan leche, o te esfuerzas y las ordeñas o no te darán nada. Por desgracia hay muchas personas que piensan que las vacas dan leche, que las cosas son automáticas y gratuitas, que la vida es solo cuestión de desear, pedir y obtener. Y yo hijo mío, no quiero que seas una de ellas.
Recuerda para siempre esta gran lección, cada vez que quieras conseguir algo, debes pagar el precio en en esfuerzo, en disciplina y en sacrificio, ya sea llevar la leche a casa, montar una empresa, formar a una familia… todo sigue el mismo patrón que hoy te estoy enseñando.
-«¿Tienes alguna duda?» -dijo el padre sonriendo…
-«No, papá, me ha quedado clarísimo.» respondió el hijo que acababa de recibir la lección más importante de su vida.
«Ahora recuerda, no decir nada a tus otros hermanos.» mientras acariciaba su pelo en un gesto complice.
Ala, a seguir ordeñando.