#diariodeunmentor “Antes de entrar, dejen salir”: Aplica a tu vida, a tus negocios y en tu casa.
Estamos a las puertas de diciembre.
El último sprint del año.
El típico momento en el que todos hablan de cerrar fuerte, de hacer balance, de planificar lo que viene.
Y tú, como cada año, ya estás tentado.
Tentado de llenar tu agenda de nuevos proyectos.
Tentado de llenarte la boca con objetivos.
Tentado de seguir sumando sin haber restado nada.
Pero hay una frase que escuchas cada día en el metro y que —aunque parezca un detalle logístico— contiene una verdad brutal:
“Antes de entrar, dejen salir.”
No es una sugerencia.
Es una norma para que las cosas funcionen.
Y si no lo aplicas a tu vida, a tu negocio y a tu casa…
…entonces no te sorprendas si te sientes estancado, saturado o frustrado.
Tu vida no es un trastero
Y sin embargo, la tratas como si lo fuera.
Vas acumulando:
-
Personas que ya no suman.
-
Proyectos que ya no crecen.
-
Sueños que ya no son tuyos.
-
Miedos que ya no deberían estar ahí.
Y sigues.
Y sumas.
Y añades.
Como si tu tiempo, tu cabeza y tu energía fueran ilimitados.
Spoiler: no lo son.
¿Quieres avanzar?
Empieza a vaciar.
Porque no puedes cambiar de vida si no te quitas la que ya no quieres.
Tu negocio no es una ONG de ideas muertas
¿Te has dado cuenta de que muchas empresas no evolucionan porque tienen miedo de soltar?
-
Procesos que no se revisan.
-
Productos que no se venden.
-
Personas que no aportan.
Pero todo se mantiene “porque siempre ha estado”.
¿Y luego te preguntas por qué no hay espacio para la innovación?
Cada idea que no mata el CEO, la termina matando el mercado.
Porque el cliente no espera.
El cliente no empatiza con tu apego.
El cliente quiere valor.
Y para ofrecerlo, necesitas agilidad.
Necesitas foco.
Y para tener foco, necesitas vaciar.
Tu casa: el reflejo más honesto de tu mente
Abre un cajón.
Mira tu escritorio.
¿Ves desorden?
Te doy una pista: eso no es desorden físico.
Es desorden mental.
Cada cosa sin usar.
Cada objeto que ya no necesitas.
Cada rincón que acumula polvo…
…es una decisión sin tomar.
Y eso se nota.
Porque no hay claridad sin limpieza.
No hay avance sin espacio.
No hay calma en una casa llena de “por si acaso”.
Y ahora que lo sabes…
Hazte estas preguntas antes de entrar en diciembre como un elefante en una cacharrería:
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¿Qué estoy dispuesto a soltar?
-
¿Qué hábito, persona, rutina o creencia me está ocupando espacio?
-
¿Qué parte de mi vida sigue ahí solo por costumbre?
Si quieres entrar fuerte en el nuevo año, empieza saliendo del anterior con inteligencia.
Deshazte de lo que te frena.
Libérate de lo que pesa.
Y cuando mires tu calendario, tus proyectos o tu vida, pregúntate:
¿Estoy sumando porque toca… o porque hay espacio real para más?
Recuerda:
“Antes de entrar, dejen salir.”
En el metro.
En tu casa.
En tu empresa.
Y sobre todo… en tu cabeza.
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