#diariodeunmentor Enamorarse e idealizar tu empresa es la forma más rápida de arruinarla

por | 21 Nov, 2025 | Uncategorized

Montar un negocio es una historia de amor.

Lo conoces, lo piensas, lo sueñas. Te ilusionas. Ves todo lo que podría ser, todo lo que podría dar. Proyectas. Te entregas.

Y ahí estás tú, obsesionado con tu empresa como si fuera tu media naranja.

Le dedicas tiempo, energía, dinero. Renuncias a fiestas, a planes, a vacaciones. Sufres, pero con una sonrisa en la boca porque “vale la pena”.

Al principio, claro que vale.

Pero cuando esa pasión se convierte en apego irracional, pasas de construir un proyecto… a proteger un altar.

Y los altares no se cuestionan.

Ese es el principio del desastre.


El apego te vuelve ciego

Cuando te enamoras de tu empresa, no la ves como es, sino como tú quieres que sea.

Y ahí empieza el problema:

  • Justificas productos que no se venden.

  • Insistes en estrategias que no funcionan.

  • Mantienes empleados tóxicos porque “están desde el principio”.

  • Defiendes ideas obsoletas porque “fue con lo que empezaste”.

Y no te das cuenta de que la estás matando con tu cariño mal enfocado.

La estás hundiendo… por no querer soltar.


¿Sabes qué destruye más empresas que la competencia?

La negación.

Creer que por haberlo parido tú, funciona.

Creer que por haber puesto tu alma, el mercado te debe algo.

Creer que si algo no va bien, es el mundo el que está equivocado.

Idealizar tu negocio te hace perder objetividad.

Y la objetividad es el único mapa real que tienes.


¿Qué hay que hacer?

Desenamorarte un poco.

Y empezar a mirar tu empresa como un cirujano mira a un paciente:

Fríamente. Con precisión. Con cabeza.

Para cortar lo que no sirve. Para cambiar lo que no funciona. Para salvar lo que todavía puede dar vida.

Sí, duele.

Sí, cuesta.

Pero peor es aguantar un año más, sangrando por dentro, solo por no querer matar “la idea que empezó todo”.


Porque la idea que te enamoró…

…puede ser la que te arruine.

Todos los días conozco emprendedores con empresas quebradas por decisiones emocionales:

  • No cerrar a tiempo.

  • No cambiar el modelo de negocio.

  • No despedir a quien había que despedir.

  • No subir precios por miedo a “perder clientes”.

Todo por apego.

Todo por miedo a traicionar “la esencia” del proyecto.

Pero si algo te puedo decir es esto:

No estás aquí para ser fiel a una idea.

Estás aquí para hacer que funcione.


¿Y si funciona? ¿Y si va bien?

Perfecto. Pero no te relajes.

Porque hay otra forma de idealizar tu empresa:

Creer que ahora, como va bien, ya no hay que cambiar nada.

Ese es el virus de los negocios exitosos.

Dejar de cuestionarse.

Dejar de evolucionar.

Dejar de mirar los datos.

Y empezar a hablar solo desde la emoción.

Ese enamoramiento cómodo también te puede matar.


Las preguntas que salvan empresas

Cada cierto tiempo, haz este ejercicio brutal de honestidad:

  • ¿Qué parte de mi negocio mantengo por ego?

  • ¿Qué cosas no cambiaría… aunque debería?

  • ¿Qué decisiones no estoy tomando por miedo a parecer incoherente?

  • ¿Estoy actuando como CEO… o como fan de mi propia idea?

Si alguna de esas preguntas te duele, estás en el lugar correcto.

Porque duele antes de salvarte.


Nunca olvides esto…

No se trata de no amar tu empresa.

Se trata de no convertir ese amor en excusa.

Puedes estar orgulloso.

Puedes estar agradecido.

Puedes estar ilusionado.

Pero tu negocio no es tu identidad.

Tu negocio es una herramienta.

Y como toda herramienta, si deja de servir, se cambia, se ajusta… o se suelta.

Idealizar tu empresa no la hace más fuerte.

Solo te hace a ti más débil.

Comparte esta entrada en:

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Verified by ExactMetrics