#diariodeunmentor Haz de la canción «A quién le importa» tu poción secreta.
Hay días en los que ni el café funciona.
Días en los que tienes que escribir un post, hacer una llamada importante, tener una reunión tensa, grabar un vídeo o salir a hablar en público… y de repente aparece ese ruido molesto:
— ¿Y si no gusta?
— ¿Y si lo hago mal?
— ¿Y si no me entienden?
— ¿Y si se ríen?
— ¿Y si piensan que soy un flipado?
Y es ahí, justo ahí, cuando entra en escena la canción que me salvó la vida emprendedora más de una vez:
“A quién le importa lo que yo haga. A quién le importa lo que yo diga…”
Sí. La de Alaska y Dinarama.
¿Quieres saber por qué la uso?
Porque no hay mejor manera de blindarte emocionalmente antes de enfrentarte al juicio de otros.
Descubrí esta poción en un karaoke… y me explotó la cabeza
La gente no la cantaba. La gritaba.
No era una canción. Era un acto de rebeldía.
Hombres trajeados, madres con niños, adolescentes con miedo a todo… todos a una, rompiendo con una frase que lo resume todo:
“YO SOY ASÍ… Y ASÍ SEGUIRÉ… NUNCA CAMBIARÉ.”
Y en ese momento entendí que esto no va de cantar.
Va de proteger tu esencia.
Va de dejar de pedir permiso.
Va de darte el derecho a hacer las cosas a tu manera, incluso si no es perfecta.
Lo empecé a usar en mentorías
No como canción motivacional (yo no soy de esas cosas).
Sino como arma táctica antes de un momento difícil.
Antes de una llamada de ventas complicada → canción.
Antes de subir un post que da miedo publicar → canción.
Antes de defender tus precios en una reunión → canción.
Antes de grabar ese vídeo que llevas 3 semanas posponiendo → canción.
Y no falla.
No porque la canción tenga magia.
Sino porque te conecta con una verdad muy poderosa:
A QUIÉN LE IMPORTA.
Literalmente. A nadie le importa tanto como a ti.
Y eso, en vez de doler… libera.
¿Quieres un ejercicio?
Haz esto la próxima vez que te frenes:
-
Abre Spotify (o YouTube, lo que sea).
-
Pon “A quién le importa” de Alaska y Dinarama.
-
Súbelo. Muy alto. Que retumbe.
-
Canta. A grito pelado. Que te escuche hasta el vecino que no soportas.
Y después… haz eso que estabas a punto de no hacer.
Da igual si es un texto, una llamada o una decisión.
Hazlo.
No porque estés seguro.
No porque estés preparado.
Sino porque ya te has recordado que no necesitas el permiso de nadie.
Haz de esta canción tu poción secreta
Guárdala.
Escúchala cuando dudes.
Cántala cuando temas.
Úsala como escudo, como espada, como gasolina.
Porque cuando vives, creas, vendes y actúas desde ahí…
todo cambia.
Los demás callan.
Tú haces.
Y el mundo, finalmente, escucha.
0 comentarios