Durante años, las azoteas de los hoteles eran puro cemento.

Un espacio muerto.

Antenas, cableado, calderas y una puerta de emergencia oxidada.

Ni siquiera los clientes sabían que existía.

Hasta que a alguien se le ocurrió una estupidez brillante:

ponerle una barra de bar, unos sillones de diseño, dos luces de ambiente y un DJ con gafas de sol.

Y BOOM.

Esa azotea que no valía nada,

pasó a ser el lugar más deseado del hotel.

Y, en muchos casos, el que más dinero genera.

Sí, has leído bien.

Hoy hay hoteles en los que el rooftop genera más ingresos que las habitaciones.

No porque el techo dé más margen que un huésped.

Sino porque alguien se atrevió a ver un recurso invisible como un escenario con potencial.

¿Y tú?

¿Cuántas azoteas tienes sin explotar?

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Muchos negocios están atrapados en esta mentalidad:

– “Ya lo estamos haciendo bien.”

– “No tenemos espacio.”

– “Eso no es lo que hacemos nosotros.”

– “¿Para qué cambiar si ya funciona?”

Y mientras repiten eso, hay otros que abren una terraza…

y se comen el mercado.

Porque esto no va de tener más.

Va de ver mejor.

La creatividad rentable no es inventar cosas imposibles.

Es mirar lo que ya tienes y preguntarte:

¿Qué puedo hacer con esto… que nadie más esté haciendo?

Esa habilidad de ver oro donde otros ven una azotea vacía es lo que separa a los empresarios que crecen de los que sobreviven.

Y se entrena.

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Un ejemplo más:

Un espacio sin valor,

que solo servía para equipos técnicos y alguna colilla perdida,

ahora es el punto de encuentro de afterworks, primeras citas, cumpleaños exclusivos y eventos de empresa.

Mismo lugar.

Mismo edificio.

Distinta mirada.

Y con esa mirada, vino la transformación.

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La pregunta no es si tienes algo parecido.

La pregunta es si te estás atreviendo a identificarlo, repensarlo y convertirlo.

Porque ese conocimiento que tú subestimas,

ese servicio que tú das por hecho,

esa historia que aún no cuentas,

esa habilidad que ni tú valoras…

…puede ser tu próxima azotea.

Y créeme, si tú no te atreves a verla,

otro lo hará.

Y te invitará a una copa…

en su terraza.