#diariodeunmentor Si no tienes sueños grandes, terminarás trabajando para alguien que si los tuvo

por | 27 Oct, 2025 | Uncategorized

Esto no es un eslogan.

Es una puñalada con la punta hacia ti.

Y si no te duele al leerlo, es que ya has hecho callo.

Bienvenido al organigrama

No sueñas.

No construyes.

No decides.

Perfecto: ya tienen sitio para ti en la fila.

Tercera planta. Oficina gris. Jefe que manda. Café recalentado.

Sueldo justo para no irte. Miedo suficiente para no pedir más.

Y lo más grave: ni siquiera es un castigo.

Es tu elección.

Porque no tener sueños grandes no es una condición.

Es una condena que tú mismo has firmado.

El mundo no es justo. Es jerárquico.

Esto no va de talento.

Ni de títulos.

Ni de oportunidades.

Va de agallas.

El que sueña grande, molesta.

El que molesta, incomoda.

Y el que incomoda, cambia las reglas.

Los demás obedecen.

Hacen lo que les mandan.

Cobran lo que les dan.

Y se quejan lo justo como para no incomodar demasiado.

El autoengaño: la peor nómina que puedes cobrar

Tú no necesitas jefe.

Tú no necesitas despertador.

Tú no necesitas motivación.

Necesitas una excusa menos para seguir diciendo que “ya lo harás”.

Porque esa idea que llevas años postergando…

…la hará otro.

Y te contratará para que le ayudes a escalarla.

Eso es lo que duele.

No que no hayas cumplido tu sueño.

Sino que estés trabajando para otro que sí lo hizo.

¿Quién decide sobre tu vida?

Tu jefe.

Tu empresa.

Tu cliente.

Tu banco.

Tu algoritmo.

Pero no tú.

Y lo asumes como si fuera lo normal.

Como si tener una silla y un horario fuera sinónimo de haber triunfado.

Como si seguir órdenes fuera un logro.

¿Tú querías esto?

¿Seguro?

¿Dónde estás poniendo tu energía?

En sobrevivir.

En hacer tareas que no te pertenecen.

En seguir instrucciones de un plan que no escribiste tú.

En construir una casa que no es tuya, sobre un terreno que no te pertenece, con ladrillos que tú no decides.

Y eso no es trabajo.

Eso es sumisión.

¿Sabes lo que más duele?

Que podrías hacerlo distinto.

Tienes talento.

Tienes ideas.

Tienes energía.

Pero te falta lo único que los ganadores no negocian: ambición.

Esa hambre que te obliga a soñar en grande aunque no sepas cómo empezar.

Esa incomodidad que te arranca de la silla y te dice que no puedes terminar el año igual.

Esa visión que te hace parecer arrogante ante los mediocres, pero necesario ante los valientes.

¿Qué estás construyendo ahora mismo?

No me cuentes tus intenciones.

Enséñame tus resultados.

¿Estás levantando algo propio?

¿Estás invirtiendo tu tiempo en algo que mañana no te puedan quitar?

¿Tienes algo que te pertenezca más allá de tu nómina?

Porque si no, ya lo sabes: estás obedeciendo el sueño de otro.

Y no pasa nada.

Siempre hacen falta soldados.

Pero no vengas luego diciendo que tú querías ser general.

Última pregunta para hoy

¿Estás viviendo tu historia…

…o simplemente formas parte del reparto de fondo en la historia de otro?

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