#diariodeunmentor Una niña, un chiste, un padre, unos payasos… y una lección sobre falsas expectativas

por | 10 Oct, 2025 | Uncategorized

Un padre lleva a su hija de 7 años a su oficina por primera vez.

Ella entra, mira a su alrededor con los ojos muy abiertos…

Observa las mesas. Los ordenadores. A los compañeros con cara de lunes.

Y de pronto, se pone a llorar, se acercan los compañeros de la oficina, preocupados por los lloros de la niña y el padre delante de ellos le dice;

—¿Qué te pasa, cariño?

La niña, entre sollozos, contesta:

—¡¿Dónde están todos los payasos con los que siempre dices que trabajas?!

Fin del chiste.

Pero principio de una reflexión sobre falsas expectativas.

Porque el problema no es que la niña llorase.

El problema es que estaba convencida de que iba a ver un circo.

Y lo peor: nos pasa lo mismo en los negocios.

Solo que nosotros no lloramos (porque nos tragamos las lágrimas como adultos funcionales),

pero nos decepcionamos igual.

Bienvenido al Circo Empresarial

Entras a trabajar con un proveedor o colaborador y te han vendido:

  • Tecnología de última generación

  • Talento nivel Harvard + Silicon Valley

  • Pasión, innovación y entrega total

Y al tercer día te encuentras:

  • Una reunión que arranca 18 minutos tarde

  • Un Excel con fórmulas rotas

  • Un “ya te mando eso” que nunca llega

Y tú ahí, como la niña:

esperando payasos…

y encontrando gente con corbata haciendo malabares con excusas.

¿Por qué pasa esto?

Porque nos encanta hinchar el globo.

Disfrazar lo normal de extraordinario.

Vender el humo antes de encender la parrilla.

Lo llaman “storytelling”.

Yo lo llamo: generar falsas expectativas y cavar tu propia tumba empresarial con cada palabra.

La gran trampa del marketing actual

Nos hemos obsesionado tanto con “impactar”, “emocionar” y “diferenciarnos”…

que hemos olvidado lo más básico:

Cumplir lo que decimos.

No digo que no vendas.

No digo que no cuentes tu historia.

Digo que no hagas llorar a más niñas (o clientes) por prometer lo que no puedes dar.

¿Entonces qué hago?

Esto:

  • Si tu equipo es pequeño, dilo. Pero demuéstrales lo que hacéis mejor que nadie.

  • Si no eres el más barato, explícalo. Pero sé impecable con tu servicio.

  • Si aún estás creciendo, sé honesto. Pero muestra tu visión y tu hambre.

Porque si haces eso…

quizás no parezcas un circo.

Pero tampoco harás el ridículo en el escenario.

Consejo de mentor:

Antes de subir al trampolín del marketing, pregúntate:

  • ¿Estoy vendiendo mi mejor versión… o una versión inventada?

  • ¿Podría enseñarle a un cliente lo que hago sin que se me caiga la cara de vergüenza?

  • ¿Sería capaz de dejar que una niña de 7 años pasee por mi oficina y entienda mi marca?

Porque si no…

serás solo otro más de esos que prometen fuegos artificiales y entregan confeti mojado.

Y lo sabes.


Ahora dime:

¿Cuántos clientes tienes llorando por ahí…

…esperando ver payasos que tú mismo inventaste?

Si te ha gustado este post, compártelo con el próximo emprendedor que esté a punto de prometer unicornios cuando aún no tiene ni caballos.

Y si no te gusta…

Pues eso.

A quién le importa.

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