Durante años me creí el rey de la eficiencia porque me sabía de memoria todos los métodos de productividad habidos y por haber.
Sí, sí… el GTD, el Time Blocking, el Pomodoro, el Bullet Journal…
Mi agenda era un poema.
Mi calendario, una obra de ingeniería.
Pero había un problema.
Estaba hasta los c*****nes
Hacía mucho.
Tachaba tareas.
Me sentía útil.
Pero mi negocio avanzaba a paso de tortuga.
Y lo peor: yo era mi propio mamut.
Cuando te das cuenta de que el problema no es la carga de trabajo… sino tú
Yo era el que acumulaba tareas.
El que centralizaba decisiones.
El que pensaba que si quería que algo saliera bien, tenía que hacerlo yo.
Spoiler: mentira.
Lo único que conseguía era estar agotado, estresado y ocupado…
pero nunca libre.
Y entonces llegó el ZASCA.
Ese momento donde entiendes que no necesitas otra lista de tareas,
sino un maldito sistema de verdad.
GTD: Getting Things Done o… Getting Tú Done
El GTD te enseña a gestionar lo que ya tienes.
Pero no te enseña a cuestionar si tú deberías estar haciéndolo.
Te convierte en un esclavo bien organizado.
Un trabajador de tu propia empresa que se aplaude por tachar cosas en lugar de preguntarse si esas cosas deberían existir.
¿La verdad?
No se trata de organizar tu caos.
Se trata de dejar de generarlo.
El falso mito de “tenerlo todo hecho”
La trampa del GTD no es que funcione mal.
La trampa es que te hace creer que si lo haces todo tú, todo irá bien.
FALSO.
Tú no deberías estar en todas partes.
Ni pendiente de cada email.
Ni resolviendo tareas de 10 euros por hora cuando tú deberías estar pensando en movimientos de 10.000.
Pero claro, el sistema dice que hay que capturar, procesar, organizar, revisar y hacer.
Y tú lo haces. Como un buen soldadito de la productividad.
Mientras tanto, tu negocio te devora.
Tu equipo te pregunta hasta dónde van los clips.
Tu facturación sigue en la UCI.
Y tú crees que necesitas una app mejor.
No, amigo.
Necesitas dejar de ser un Mamut.
Y ahí nace Mamuts vs Halcones
Una filosofía que te obliga a mirar de frente tu estructura.
Tus procesos.
Tu ego.
Y hacerte preguntas incómodas:
→ ¿Por qué estás haciendo tareas que podría hacer otro mejor que tú?
→ ¿Por qué insistes en controlar todo, cuando eso es justo lo que te impide escalar?
→ ¿Por qué tu negocio colapsa si tú te vas 3 días?
Yo también me creí imprescindible
Yo también me monté películas con la productividad.
Me compré libretas molonas, usé apps de tareas, planifiqué hasta los descansos.
Pero nada cambiaba.
Hasta que entendí algo brutal:
No quiero ser más productivo.
Quiero ser más libre.
Y la libertad no está en tachar cosas.
Está en tener un sistema que funcione sin ti.
El cambio empieza con una pregunta
Cada vez que una tarea aparece en mi bandeja de entrada, no pienso “¿cómo la hago?”.
Pienso:
→ ¿Qué Halcón lo puede hacer mejor que yo?
→ ¿Cuál es el sistema que me garantiza que esto funcione sin que tenga que estar encima?
→ ¿Cómo construyo algo que no dependa de mi capacidad de aguantar?
Porque el objetivo no es hacer más.
Es ser dueño de tu negocio, no su prisionero.
Y sí, yo también tenía miedo
Delegar da miedo.
Soltar da miedo.
Dejar de ser el eje central del universo da miedo.
Pero más miedo da pasarte los próximos 10 años quemado, amargado y frustrado con un negocio que solo funciona cuando tú estás al pie del cañón.
Eso no es libertad.
Eso es esclavitud con agenda.
¿La alternativa?
La plataforma de Mamuts vs Halcones (que ya estamos subiendo a Skool)
no es solo un curso.
Es una revolución en cómo se piensa, se estructura y se lidera un negocio.
→ Con sistemas que no se derrumban si tú no estás.
→ Con Halcones que ejecutan mejor, más rápido y con menos drama.
→ Con procesos tan afinados que vas a pensar: “¿Por qué no hice esto antes?”
Y lo mejor… sin necesidad de tatuarte frases de gurús ni hacer rituales con agendas de cuero.
Tú eliges
¿Quieres seguir siendo un Mamut con post-its en la frente?
¿O quieres empezar a pensar como un Halcón?
Porque esto no va de hacer más.
Va de hacer mejor.
Y a veces, para empezar…
hay que mandar al Getting Things Done directamente a tomar por c**o.