#diariodeunmentor DEP sistemas de contratación obsoletos. BORN contrato por «ejecución» tareas.
Me preguntan mucho sobre contratación.
Muchísimo.
Y en redes algunos hasta me atizan, como si estuviera cometiendo herejía por decir que tener empleados en nómina no siempre es la mejor opción.
Pero antes de hablar, tal vez deberían empezar por estudiar un poco.
Porque el mundo ya no funciona como en 1995, cuando la única forma de que alguien trabajara para ti era meterlo en nómina y empezar a pagar sueldos, bajas, indemnizaciones y vacaciones como si fueras una ONG con sede en Suiza.
El sistema Mamuts vs Halcones no se basa en contratar personas, se basa en asignar tareas.
Tareas. No empleados.
Porque lo importante no es llenar oficinas, es conseguir resultados.
Las empresas que sigan contratando por inercia, sin estrategia y sin evaluar lo que realmente necesitan, están destinadas a ser devoradas por sus propios mamuts.
Así que, para los que aún creen que solo hay una forma de contratar, aquí les dejo una pequeña guía de las opciones que existen.
1. Contratación normal (o cómo atarte de pies y manos)
La opción tradicional. Te comes todos los costes, todas las obligaciones y toda la burocracia.
Contratas a alguien, le das un sueldo, vacaciones pagadas, seguridad social y, en muchos casos, la tranquilidad de saber que, haga lo que haga, vas a tener que pagarle igual.
Perfecto si necesitas a alguien en un puesto clave de forma permanente.
Horrible si quieres flexibilidad, rapidez y libertad para ajustar tu equipo según las necesidades reales de tu negocio.
2. Contratación por obra y servicio (hasta que el gobierno lo prohíba)
Un clásico de la flexibilidad: contratas a alguien por el tiempo que dure un proyecto, sin compromisos a largo plazo.
Se acabó el proyecto, se acabó el contrato.
¿Problema? Que en muchos países ya se lo están cargando porque, al parecer, ser eficiente es ilegal.
3. Autónomo (que se gestione él sus impuestos)
Uno de los favoritos del Caballero Asesino de Mamuts.
Aquí el trabajador se paga su propia seguridad social, gestiona sus impuestos y no genera costes fijos.
No tienes que lidiar con bajas laborales, ni con nóminas, ni con finiquitos. Solo pagas por lo que necesitas y listo.
4. Autónomo dependiente (el híbrido que puede ser un problema)
Un autónomo, pero con una trampa: el 75% de sus ingresos dependen de un solo cliente.
O sea, no es un empleado en nómina, pero tampoco es un freelance completamente libre. Medio camino entre lo bueno y lo problemático.
Si no se gestiona bien, puede acabar siendo peor que una contratación tradicional.
5. Freelance (la opción que amo)
No quiere jefe. No quiere oficina. No quiere reuniones interminables.
El freelance entra, hace el trabajo y se va.
Sin nóminas, sin dramas, sin bajas fingidas. Solo pagas por resultados.
Si te gusta la velocidad y la eficacia, este es tu equipo ideal.
6. Asociado (trabajar a cambio de una parte de los beneficios)
Ni empleado ni autónomo. Aquí se entra con mentalidad de socio, aportando su trabajo a cambio de una parte de los beneficios.
Perfecto si quieres compromiso sin pagar sueldos fijos.
Peligroso si no se establecen bien las condiciones desde el inicio.
7. Cooperativa (comunismo empresarial a pequeña escala)
Un modelo donde todos trabajan y todos ganan.
Suena bonito en teoría.
El problema es que si no eliges bien a tus socios, puedes acabar en una comuna hippie donde nadie quiere hacer nada y todos creen que merecen lo mismo.
8. Intercambio (la versión medieval del negocio)
Yo hago esto por ti, tú haces esto por mí.
Cero impuestos, cero contratos, cero problemas… hasta que el otro no cumple y te toca aprender a pelear con espada.
9. Contratar por horas (el «alquiler» de talento)
No quieres un empleado fijo, pero necesitas a alguien de forma recurrente.
Aquí contratas a alguien por horas, solo cuando lo necesites.
Ideal para tareas administrativas, diseño gráfico, soporte técnico, etc.
El problema es que si abusas de este sistema sin estructurarlo bien, te puedes quedar sin talento en los momentos clave.
10. Contratar por tareas (el futuro de todo esto)
Aquí ya no hablamos de empleados, ni de contratos, ni de estructuras rígidas.
Aquí lo que importa es la tarea.
Necesitas un logo → Contratas a alguien que lo haga.
Necesitas que te gestionen redes → Contratas a alguien por una cantidad de posts al mes.
Necesitas resolver un problema específico → Pagas por la solución, no por la persona.
Este es el método Mamuts vs Halcones.
Olvídate de sueldos fijos, olvídate de pagar por presencia, olvídate de cargar con empleados que un día rinden y otro día se toman tres cafés y hacen como que trabajan.
Paga por lo que realmente necesitas.
El resto es grasa innecesaria.
11. Trabajo por encargo (la versión premium del freelance)
Parecido al freelance, pero con un enfoque más selecto: tú eliges a quién contratas, pero ellos también eligen si aceptan trabajar contigo.
No pagas por horas, ni por presencia. Pagas por una entrega final de alto nivel.
12. Contrato de interim management (directivos por encargo)
¿Necesitas un CEO, un CFO o un director de operaciones sin tener que pagarle un sueldo anual?
Aquí contratas a un directivo externo por un tiempo limitado, para resolver problemas específicos sin añadir otro mamut a tu empresa.
13. Contrato de éxito (pago por resultados, no por trabajo)
El más justo de todos. Si funciona, cobro. Si no, no.
Aplicable a ventas, consultoría, proyectos estratégicos… pero solo para valientes.
¿Entonces cuál es la mejor opción?
Depende.
Si tu empresa es una estructura de hace 30 años con procesos prehistóricos, tal vez la contratación tradicional sea lo único que entiendas.
Si quieres velocidad, flexibilidad y menos problemas, contrata por tareas.
Pero lo que está claro es que el futuro no es de las empresas grandes, es de las empresas ágiles.
Los que sigan contratando gente sin estrategia van a seguir cargando con mamuts.
Los que aprendan a contratar según necesidades reales, van a volar como halcones.
DEP sistemas de contratación obsoletos.
BORN contratación por ejecución de tareas.
Bienvenidos a la nueva era.