Que levante la mano quien haya intentado ayudar a uno/varios escorpiones desagradecidos, seguro que esté cuento os recuerda a más uno/a…
Pero no os preocupéis, no estáis solos/as, “tontos” somos muchos y “listos” por desgracia también, como bien dice la moraleja al final, es cuestión de naturaleza, si la vuestra es ayudar no sintáis vergüenza ni rencor.
“Un monje y sus discípulos caminaban por un camino cuando se enfrentaron a un puente, sobre el río vieron como un pequeño escorpión era arrastrado por el agua.
El monje al ver esta escena corrió hacia el agua, entró en el río y tomó al escorpión con su mano para salvarlo.
Cuando lo traía, el animal lo picó y debido al fuerte dolor, el monje lo dejó caer sobre el agua.
Pero rápidamente regresó a la orilla y con una rama de árbol lo tomó y lo llevó a la orilla.
Con gran dolor en su mano, el monje regresó junto a sus discípulos que observaban la escena perplejos.
Uno de ellos le dijo: «Maestro ¿por qué salvó al escorpión? Yo lo habría dejado ahogarse, mas aún después de lo que le hizo. Pero usted le respondió con su ayuda, ese animal no merecía compasión.»
El monje le respondió:
«El escorpión actuó de acuerdo a su naturaleza, y yo de acuerdo a la mía.»
Lo dicho…